30 mayo 2012

El circo


Era la última prueba del concurso. Sólo tenía que mantener el equilibrio. La tabla se movía inquieta sobre una pelota pequeña. Sus pies de puntillas amenazaban con rendirse. El cuello levantado, la mirada fija en un punto recordaba a las extremidades quien mandaba aquí.
-          Ahora no puedo fallar. Dos carreras, un Máster y un doctorado son pruebas que ya he superado. Esto es lo más fácil.
Un golpe seco le obligó a abrir los ojos.
-          Señorita ya le toca. El director la espera.
-          Otra más que se va a la calle- murmuró la secretaria mientras cerraba la puerta del despacho.

Nuestra concursante nunca tuvo presente a la resbaladiza injusticia, lo que la empujó de nuevo a la línea de salida.

21 mayo 2012

Soltar y volar


Dentro de un momento la puerta se abrirá y todo habrá terminado- pensé mientras me erguía en la silla del comedor.
Las maletas se agolpaban junto al sofá, también algunos libros y una bolsa con comida. Esos bultos representaban todo lo que me había ganado durante mi vida.  
-          No es mucho- susurré
Me levanté despacio y dejé que mi mano se despidiera de la mesa, del sillón gastado de la esquina e incluso de aquel horrible cuadro que tanto me inquietaba.
La puerta se abrió y allí estaba él, serio, distante y con las llaves del coche en la mano.
-          ¿Vamos?- me preguntó mientras me ayudaba con los pocos trastos que podía calificar como míos
-          Sí- sentencié fría
Durante todo el trayecto permaneció callado y yo ausente. De vez en cuando nos mirábamos de reojo, supongo que en busca de algún resquicio de lo que fue. Me pregunté, cuándo todo había cambiado entre nosotros. Siempre habíamos podido hablar y ahora éramos dos extraños que iban a tomar caminos diferentes.
El tráfico se puso de nuestro lado y permitió que nos dirigiéramos al destino final con fluidez. Me sentía a la deriva dentro de ese coche viejo.
De repente carrasqueó y me preguntó:
-          ¿Lo tienes todo?
-          Eso creo- contesté sin poder mirarle
Llegamos al aeropuerto y paró el coche en la puerta. Vi como sus puños se agarraban con fuerza al volante,  como si temiera salir volando. Apretó la mandíbula, como aquella vez que no quería que le viera llorar mientras veíamos ETE, se giró valiente y me abrazó tan fuerte, que expulsó de mí todos los miedos.
-          Ahora sí que lo tengo todo papá – le susurré mientras me hacia mayor.

14 mayo 2012

El inquilino


En los tiempos del amor y el odio, cuando las camas se quedan vacías y los sueños rotos salpican las paredes, es el momento de limpiar el alma y prepararla para el nuevo inquilino, el recuerdo.  Señor de larga barba y manos pequeñas, porque por mucho que quiera abarcar ya no hay nada que retener. Ojos claros que te muestran cada detalle de lo que fue, voz profunda que sosiega al que escucha.
El recuerdo abraza tu vacío y lo empequeñece. Pone escaleras, donde antes sólo había precipicios y abona de esperanza el camino por el que andas. Sin embargo, si le dejas se acomodará en tu interior y se hará dueño de tus días. Alimentará al pasado y dejará desfallecer al presente.
En los tiempos del amor y el odio, el recuerdo es un aliado pero cuando el sol se vuelva a levantar debes besarle y decirle adiós.

07 mayo 2012

La tragedia del héroe


A sus dieciocho años, Rubén sabe que pertenecer a una familia de héroes implica un gran esfuerzo.

El padre se dedica a salvar la vida a los demás, la madre ayuda a la gente a tomar las decisiones acertadas para ser felices y la hermana, bueno ella, es tan buena, pura y perfecta que ni el más malo de los malos es capaz de huir de su dulce voz.
Toda su infancia luchó para que los suyos lo valoraran, sin saber, que sus padres ya esperaban que fuera perfecto. Así pues, cuando llegaba con un diez en un examen o con una redacción propia de un Nobel de Literatura lo miraban con indiferencia.

Sólo mostraban interés por saber, qué había hecho ese día por los otros, a quién había salvado y cómo lo había conseguido.
Su desesperación por ser el héroe de la familia lo llevó a una retahíla de errores. Donde él veía una agresión a una joven, en realidad era el encuentro apasionado de una pareja, cuando descubría a un ladrón robando un coche, se trataba del dueño peleándose con una puerta atrancada…
Pronto se dio cuenta de que jamás seguiría el camino de sus tíos Hércules, Aquiles o Superman. Él, sólo era un antihéroe. Tara que estaba presente en su familia y que cada cierto tiempo se desarrollaba en un individuo. Estos se caracterizaban por ser torpes en los procedimientos heroicos, débiles y necesitados de afecto.
Fue la decepción de sus padres pero tuvieron que aceptarle, ya que, un héroe siempre tiene que ser comprensivo. Por eso, ahora, se dedica a ser cazador de sueños y si no los consigue no se frustra, porque al fin y al cabo sólo es un antihéroe.  



02 mayo 2012

El milagro de la vida


Metió las manos en la tierra y dejó que el barro anidará debajo de las uñas. Permaneció quieta y sintió la frialdad, la dureza y la inmovilidad de sus manos. Después las empujó hacia fuera, las levantó hacía el sol y contempló la suciedad de su piel. Movió los dedos y sintió el calor, la flexibilidad y la libertad...
-        ¿Ya ha salido?- le preguntó inquieto
-        Todavía no. Falta un minuto- le respondió tranquila.
El baño era pequeño y Sofía permanecía sentada en el váter. Los píes y las manos cruzadas sin saber, si ese gesto respondía a su deseo de un resultado positivo o la desesperación porque fuera negativo.
Tenía 35 años, una carrera prometedora y una pareja estable desde hacía 5. Todas las señales la llevaban directa a esa taza de váter y a ese palito chivato.
Su padre le criticaba que aún tenía la cáscara del huevo pegada al culo y ella la sentía dura y fría allí sentada en el baño de su piso de 50 metros cuadrados.
¿Cómo va a nacer algo de mí, si yo estoy seca por dentro?
Recordó aquellos vasos de plástico que albergan un algodón húmedo en su interior, las lentejas que salpican el fondo y el milagro del nacimiento de un pequeño tallo. ¿Cómo podía haber vida si todo lo que rodeaba a la lenteja era inerte? Y aún así, ahí estaba, frágil, y desvergonzada, levantaba su pequeña hoja hacia el sol, llena de vida y fuerza por salir de aquel universo vacío.

Dejó caer el palito en la papelera y se levantó. Se lavó las manos y hundió su cara en la toalla para ocultar el llanto. Carlos entró y la abrazó.
-        Es el primer intento. Seguiremos buscándolo- la besó y se marchó.
Sofía cogió la bolsa de la papelera y la cerró. Salió de su casa con la certeza de que las lentejas crecen en los lugares inertes.