La belleza del poema está en la imperfección descrita, en el
fracaso desencadenado, en la vida vivida, exprimida, saboreada y finalmente
errada.
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No me enseñes tu currículo, eso sólo es el mapa
de tus fracasos si no, ¿por qué estarías pidiéndome trabajo?
¿Has sentido el golpe? Es fuerte y doloroso notar como ese
cubo de agua fría cae sobre ti. Es posible que tú mismo hayas dicho o escuchado
esta frase, que deja a quien la recibe noqueado. Porque el síndrome del fracaso
o del fracasado es una tara que pasa de generación a generación y de la que
intentamos librarnos a toda costa, aunque perezcamos en el intento.
-
¡Fracasado!- le gritó seguro de haberle atestado
el golpe de gracia
Ahí lo tienes, el mayor de los insultos. No hay palabras soeces, ni referencias a
ningún miembro de tu familia. Sólo es un adjetivo, que te invita a salir por la
puerta de atrás de la sociedad y quedarte allí, solo, hasta que la vida se apiade de ti y te
abandone. O eso creía.
El día que descubrí que estaba infectada por este mal, me escondí derrotada bajo una montaña de mantas y sólo tuve como compañía una tableta de chocolate mordisqueada y una comitiva de clínex arrugados. Sin embargo, dentro de la oscuridad entendí que el fracaso es más intrínseco al hombre que el éxito. De hecho, estoy convencida de que el mito del triunfador es sólo eso, humo, pues ¿qué no es un triunfador si no un experto en fracasos? Pobre de aquel, que sube la escalera sin haberse roto los morros más de una vez, porque todos sabemos que ese impulso divino sólo lo da la moneda de cambio, que en algún momento tendrás que pagar.
El día que descubrí que estaba infectada por este mal, me escondí derrotada bajo una montaña de mantas y sólo tuve como compañía una tableta de chocolate mordisqueada y una comitiva de clínex arrugados. Sin embargo, dentro de la oscuridad entendí que el fracaso es más intrínseco al hombre que el éxito. De hecho, estoy convencida de que el mito del triunfador es sólo eso, humo, pues ¿qué no es un triunfador si no un experto en fracasos? Pobre de aquel, que sube la escalera sin haberse roto los morros más de una vez, porque todos sabemos que ese impulso divino sólo lo da la moneda de cambio, que en algún momento tendrás que pagar.
Puede que siga sin convencerte y que pienses que, quien no
se consuela es porque no quiere. Y es verdad, pero también es cierto que
nuestra existencia se debe a una derrota. Nacemos a los 9 meses indefensos e inútiles,
porque la naturaleza fracasó. No supo cómo lograr que nuestra enorme cabeza
saliera por el conducto del parto sin destrozar a la mujer. Y de ese enorme fracaso,
que nos hace la especie más vulnerable de todos los seres vivos, obtuvimos el
mayor de los éxitos, disfrutar de una infancia larga, intensa, que define nuestra
inteligencia y emociones, que da sentido a nuestra humanidad.
Sólo aquello que proviene de la derrota es lo que logra
conmovernos, porque sabemos que detrás de cada caída se esconde la realidad de
lo que somos, un cumulo de fracasos que da a la vida una rima perfecta.