23 mayo 2013

Lo inexplicable de la vida explica qué somos



Se sentó delante de mí con sus seis años cumplidos y lleno de preguntas. Su mirada distraída rastreaba lo que nos rodeaba en busca de alguna respuesta que le explicara lo que le había pasado. 
Se giró de nuevo hacia mí confuso y derrotado.
- ¿Por qué?
- No lo sé- confesé.

Todas las mañanas me levanto con hambre. Mi cuerpo se convulsiona demandando la parte de energía que necesita para enfrentarse al día. Entonces salgo a la calle en busca de respuestas que me puedan alimentar, porque no sólo de pan vive el hombre.
Cuando encuentro alguna solución ésta únicamente me calma la inquietud durante un tiempo. Pronto las dudas vuelven con más fuerza y me obligan a salir, una vez más, a la caza de certezas que me saciarán y vaciarán de nuevo.

Sin embargo, el otro día tuve suerte y atrapé una respuesta inexplicable. Estaba tan alejada de mí  que cuando logre subirme a ella pude contemplar al ser humano en su totalidad. Fue en ese momento cuando comprendí que si la vida hubiese querido ser explicada, no habría creado al hombre.
La vida sólo quiere ser vivida. Las preguntas nos llevan de un sitio a otro para descubrir quiénes somos. Son como lianas que nos ayudan a movernos y que dejamos al alcance de los demás para que puedan explorar su propia existencia.

- ¿Dónde está?- me preguntó inquieto
- ¿Dónde quieres que esté?- le contesté
- En las nubes.

Si la vida quisiera ser explicada, no habría creado al hombre porque somos pregunta no respuesta.

10 mayo 2013

Hijos del mar, herederos de la tierra


Vivimos tiempos dolorosamente convulsos. El suelo que sostiene nuestros pies parece resquebrajarse cada vez que intentamos movernos. La lucha de clases es cruenta, porque habíamos olvidado que existía. Sin embargo, el hombre ostenta el poder que hará arrodillarse a los titanes de la opresión: la democracia. 
Unidos, nuestra voz les hará temblar.

 Hoy he luchado contra cien monstruos marinos. Seres que se levantan sobre las gigantescas olas y amenazan con destruir mi barco sino les desvelo en qué lugar se esconde la sirena de voz dulce, la que no engaña cuando canta, la que hace que el viento tenga melodía, la que da garganta al mar para que hable con los marineros que sin rumbo buscan su lugar. Me he alzado con el puño en alto y les he desafiado a sumergir mi velero.
Grité con la lengua de las criaturas marinas y los asusté. Una vez más los he vencido pero ya no soy tan joven y temo que un día llegue la derrota y mi cuerpo quede varado en cualquier lugar olvidado. ¿Qué será entonces de mis sueños? ¿Dónde dormirán?
Sopla de nuevo el viento y la sirena canta al oído para conmover al alma. No olvides que eres hijo del mar y heredero de la tierra. Tuyo es el poder, tuyo es el reino.