08 enero 2014

Percepciones y otros sueños

Tras la ventana la vida me mira como aquella luz que un día toqué con las manos y ahora se aleja al igual que el velero que me trajo hasta tu orilla. La edad pasa para todos, hasta para los pensamientos y muchos más para los sueños, que se van deshilachando como una manta vieja. Es por eso que cada mañana después de secar mis lágrimas, con el paño que pulirá los cristales del comedor, miro tras la ventana, y lanzo uno a uno, mis anhelos con el deseo de verlos volar, marcharse libres en busca de otro corazón en donde enraizar. Lo que jamás imaginé es que un día los sueños regresarían y golpearían la ventana con tanta fuerza que obligarían al cristal ha prestarles reverencia y mi curiosidad, innata como la palabra ser, me empujaría hasta la cornisa donde los dejé caer para contemplar orgullosa, que aquello que un día se marchó nunca me abandonó, porque la vida siempre late tras la ventana.